Origen e historia del Camino de Santiago

origen del camino de santiago

El Camino de Santiago es una de las grandes tradiciones de España, cuya popularidad ha traspasado fronteras. Comenzó siendo una experiencia religiosa y espiritual, y con el paso de los siglos ha adquirido un carácter cultural y de ocio capaz de atraer a todo tipo de personas.

De hecho, no es raro encontrar a muchos peregrinos que hayan hecho el Camino tan solo por disfrutar del paisaje y de la experiencia de caminar o ir en bicicleta y que hayan acabado sintiendo cierta renovación interior e incluso un cambio de prioridades al disfrutar durante unos días la sencillez de las pequeñas cosas.

En este artículo vamos a descubrir cuáles son las raíces de esta tradición en la que la historia y las leyendas del camino de Santiago se mezclan para crear un relato que ha fascinado durante siglos.

El origen del Camino de Santiago

Santiago Apóstol fue uno de los principales apóstoles de entre los que siguieron a Jesús y además, fue el primero que murió martirizado.

La tradición cuenta que tras ser decapitado con una espada en Jerusalén, los restos se trajeron hasta Galicia donde fueron enterrados en los vestigios de un templo romano que ya no se utilizaba.

El cuerpo del Apóstol fue traído hasta Hispania, ya que buena parte de su predicación la había realizado en esta región antes de regresar a Jerusalén con algunos acólitos que consiguió reclutar aquí.

En el año 820 se descubrieron los huesos y se construyó un templo que se fue ampliando siglo tras siglo hasta llegar a ser la actual catedral de Santiago de Compostela.

Nos encontramos en el siglo IX, en una época en la que los reinos cristianos se hallaban en plena lucha contra los musulmanes que habían entrado en la Península Ibérica desde el sur. Fue en este momento en el que Alfonso II ordenó construir el sepulcro en el lugar en el que habían aparecido los restos del Apóstol Santiago.

Es entonces cuando las primeras peregrinaciones comenzaron a tener lugar.

El siguiente monarca en colaborar con la buena marcha de estas peregrinaciones fue Carlomagno, quien quiso garantizar la seguridad de los peregrinos que atravesaban los caminos en los que todavía se batallaba contra los musulmanes.

Tan solo un siglo más tarde, en todos los rincones de Europa se sabía que los restos del Apóstol Santiago se encontraban en España, en concreto en Galicia, y peregrinos de todos los reinos europeos no dudaron en emprender el viaje hasta allí para presentar sus respetos y oraciones ante el santo.

Según la fe cristiana,  se cree que el santo puede interceder ante Dios por los peregrinos que se lo pidieran.

Los peregrinos usaban los caminos comerciales e incluso antiguas calzadas romanas para llegar hasta Galicia. Tanto el clero como la nobleza quisieron aportar su granito de arena financiando la construcción de una infraestructura dirigida a ayuda a los peregrinos: hospitales, puentes, hospicios…

El primer peregrino del Camino de Santiago

Antes hemos hablado del rey Alfonso II, quien ordenó construir el sepulcro del Apóstol Santiago y quien también fue el primero en peregrinar hasta Santiago de Compostela, entonces Locus Sancti Iacobi, para poder verlo.

Salió desde la capital de su reino, Oviedo, en dirección a la actual Santiago de Compostela para comprobar con sus propios ojos que era cierto que se encontraban allí los restos del apóstol.

El recorrido que hizo entonces se conoce en la actualidad como Camino Primitivo. Este camino, que siguió la antigua ruta romana al extenderse los reinos cristianos hacia el sur, ha sufrido algunas modificaciones leves respecto al original para hacerlo pasar por zonas más pobladas

Hubo otros personajes ilustres que decidieron peregrinar hasta el sepulcro del Apóstol Santiago como, por ejemplo, Aymeric Picaud, quien se cree que es el autor del Códice Calixtino, una guía del Camino de Santiago de la época que contiene puntos de interés, textos litúrgicos e incluso información práctica para el viaje.

El trayecto que hizo Picaud entonces se conoce hoy día como el Camino Francés.

Los siglos XI y XII vieron un gran auge del Camino de Santiago. Las mejoras climáticas trajeron consigo mejoras en la producción agrícola que se unieron a momentos de bonanza monetaria.

La política también concedió una tregua conocida como la Paz de Dios a la vez que se revitaliza el espíritu cristiano. En España Almanzor murió y concedió un respiro a los reinos cristianos.

El auge del Camino de Santiago hizo que la iglesia compostelana adquiriera un poder y una influencia que logró despertar recelos en Roma sin que ello llegará a más que el hecho de que nunca reconoció su supremacía, favoreciendo, en su lugar, a la iglesia toledana.

Las rutas y peregrinaciones continuaron su auge durante los siglos posteriores e incluso, durante el siglo XIV, se puso de moda entre los caballeros europeos el acudir ante la tumba del Apóstol Santiago. Además aparecieron las peregrinaciones delegadas, aquellas en las que una persona hace el viaje en representación de otra.

Es en esta época cuando Santiago Apóstol se convierte en el paladín y en el símbolo de los reinos cristianos enfrentándose contra los musulmanes. De hecho, muchos reyes y nobles le hacían ofrendas cada vez que obtenían una victoria.

Los siglos de decadencia del Camino de Santiago

Sin embargo, las circunstancias económicas y políticas que comenzaron a sacudir a distintas regiones de Europa desde el siglo XIV hicieron que comenzara a descender el número de peregrinos que acudían al sepulcro del Apóstol Santiago.

Si antes hemos comentado que tanto el clero como la nobleza estaban empleando todos sus esfuerzos en favorecer la peregrinación hasta Santiago de Compostela, ahora dirigían todas esas ayudas a la defensa de la Iglesia católica y a la Reconquista que amenazaba sus fronteras.

Una vez superados estos obstáculos, las cosas no fueron mucho mejor. Hubo hambrunas generalizadas en varios lugares e incluso la población europea sufrió los estragos de la peste. Además, las guerras no cesaron y el protestantismo abrió un nuevo frente en la religiosidad europea.

Por todo esto, el Camino de Santiago perdió fuelle y sus caminos no estuvieron menos transitados que siglos atrás, pero sí por otra clase de peregrinos.

Los viajeros ya no buscaban reforzar la religiosidad sino aprovecharse de la red de hospicios o tan solo hacían el Camino como parte de la pena de un tribunal inquisitorial.

Los distintos caminos se llenaron de pícaros y maleantes, ladrones y gente de malvivir en general que ahuyentaron de alguna manera a los peregrinos que de verdad pretendían visitar el sepulcro del Apóstol Santiago en buscar de esa mediación con Dios.

Habría que esperar hasta el siglo XVII para que los peregrinos se lanzaran de nuevo a emprender ese viaje en especial cuando el Concilio de Trento, un siglo atrás, confirmó la veneración de las reliquias y de los santos.

El siglo XIX trajo nuevas guerras y revoluciones en Europa, en especial en Francia, que dificultaron el acceso de los peregrinos al Camino de Santiago, por lo que se resintió el número de viajeros.

Fue en estas épocas cuando algunos de los antiguos caminos se perdieron al ser asfaltados para el tráfico rodado aunque, por suerte, en algunas zonas se conservaron.

El Camino de Santiago en su mejor momento

Algunos hitos influyeron en el lanzamiento definitivo de la tradición del Camino de Santiago. Uno de ellos se produjo en el año 1884 con la declaración del Papa León XIII afirmando que los restos que se encontraban en el interior del sepulcro eran auténticos y pertenecían al Apóstol Santiago.

Se llegó a esta afirmación después de que tres catedráticos estudiaran los restos y dictaminaran que la cronología se adaptaba a la época en la que vivió el Apóstol Santiago. Los huesos pertenecían a tres varones, de lo que se concluyó que se trataba del apóstol y sus dos discípulos, Teodoro y Atanasio.

A mediados del siglo XX se intentó buscar los vestigios de los caminos originales e incluso se editó una guía para hacer el Camino de Santiago en coche desde los Pirineos.

En los años 80 se buscó la manera de hacer el mismo recorrido a pie y se lograron recuperar algunas rutas gracias al trabajo de algunos voluntarios que trabajaron en la zona. Además, se empezó a crear una red de albergues que pudieran atender a los peregrinos que comenzaban a frecuentar de nuevo el Camino.

En el año 1993 el Camino de Santiago era nombrado Patrimonio Universal de la Humanidad tras un gran trabajo realizado por las autoridades con el que se lanzó una gran campaña de promoción del Camino en toda España y más allá.

Pronto voluntarios de todos los países se esforzaron en recuperar las antiguas rutas hacia Santiago de Compostela y ya en el año 2010 se habían catalogado más de 280 rutas en casi treinta países.

Hoy día, el Camino de Santiago está viviendo uno de sus mejores momentos, pues desde finales del siglo XX ha visto incrementado el número de peregrinos que recorre sus caminos. En el año 2018 acudieron ante el sepulcro del Apóstol Santiago más de 270.000 peregrinos.

Leyendas del Camino de Santiago

leyenda del txori

Parte de la magia y del encanto del Camino de Santiago es ir conociendo las leyendas, los mitos y las historias. Estas parecen surgir en cada rincón, ya que se han ido fraguando con el paso del tiempo.

Muchos de estos mitos del Camino de Santiago quizá tengan un origen real, que ha ido cambiando debido a la transmisión oral en la que cada narrador ha ido añadiendo detalles. Otros cuentos tratan de explicar algún misterio o circunstancia relacionados con el camino.

Estas leyendas del Camino de Santiago te ayudarán a sumergirte aún más en esta experiencia y a participar en el folklore y la tradición de toda la zona.

La leyenda de Fuente Reniega

Esta leyenda comienza en el momento en el que el diablo, transformado en un apuesto joven, se presenta ante un caminante sediento que ascendía por una cuesta bajo el calor del sol.

El demonio le dijo que podría apaciguar su sed si renunciaba a Dios, pero el peregrino se negó en rotundo. Insistió diciendo que renunciara entonces a la Virgen María, pero aún así el caminante siguió prefiriendo pasar sed.

Por último, el demonio le pidió que renunciara al Apóstol Santiago y el peregrino volvió a negarse. El diablo, incapaz de enfrentarse a la fe del peregrino, desapareció en una nube de azufre de la que surgió la Fuente Reniega en la que el joven pudo saciar su sed.

La leyenda del Caballero de las Conchas

La historia empieza cuando Teodoro y Atanasio, los discípulos del Apóstol Santiago, llegaban a las costas gallegas en una balsa en la que transportaban los restos del apóstol para enterrarlos.

En ese momento se celebraba una boda en la playa en la que jugaban a abofardarse, tradición que consistía en arrojar una lanza lo más lejos posible y recogerla al galope. Uno de los chicos persiguió la lanza hasta acabar siendo tragado por el mar.

Cuando pensaban que había muerto, la balsa con los discípulos y los restos del Apóstol Santiago se acercó a la orilla. Entonces el joven emergió sano y salvo con el cuerpo cubierto de conchas.

En recuerdo de este milagro, se decidió que todo aquel que peregrinara hasta Santiago debía portar una concha como símbolo de su devoción.

La leyenda de San Virila

San Virila era un abad a quien le preocupaba la idea de la eternidad. Un día se fue a pasear al campo, hasta que se sentó bajo un árbol. Allí permaneció mucho tiempo escuchando el canto de un ruiseñor antes de regresar al monasterio.

Cuando llegó se cercioró de que no solo no reconocía el rostro de ninguno de sus hermanos, sino de que éstos tampoco le reconocían a él. San Virila habló con el Prior y le contó lo que ocurría y ambos investigaron en la biblioteca del monasterio.

Allí descubrieron que hacía trescientos años un monje llamado San Virila había sido devorado por las fieras. Entonces San Virila descubrió que Dios había escuchado sus plegarias para comprender el misterio de la eternidad.

La leyenda de los pastores de Estella

Una noche, unos pastores vieron que varias estrellas caían sobre la cima del monte. Al acercarse comprobaron que había una cueva. Y dentro de ella una efigie de la Virgen María

Avisaron tanto al párroco como a las gentes del pueblo para luego decidir que la escultura sería llevada a la iglesia del pueblo.

Sin embargo, nadie pudo moverla de su sitio, así que se construyó el santuario alrededor: la actual basílica de Puy. Más tarde el rey Sancho Ramírez fundó la localidad de Estella para protegerla.

El milagro del gallo y la gallina

La hija de unos posaderos se enamoró de un joven peregrino que no correspondía su amor. Despechada, antes de que se marchara, introdujo una copa de plata en su zurrón para poder acusarlo de robo ante las autoridades. Estas condenaron al peregrino a la horca.

Los padres rezaron ante el Apóstol Santiago para que intercediera, pero el chico fue ahorcado. Cuando se acercaron al cuerpo, comprobaron que estaba vivo y fueron a decírselo al regidor.  Este se burló afirmando que su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina que se estaba comiendo en ese momento.

Entonces las dos aves revivieron para luego caminar y cacarear sobre la mesa, para sorpresa de todos los testigos.

La leyenda del Poyo de Roldán

Se dice que en el Castillo de Nájera vivía un gigante descendiente de Goliat que venció a los mejores caballeros excepto a Roldán, quien lo derribó arrojándole una piedra desde lejos. Desde ese momento el cerro adquirió el nombre de Poyo de Roldán.

La leyenda de Obanos

Una princesa aquitana, que había peregrinado a Santiago, decidió no regresar para dedicar su vida a los demás. Su hermano, al enterarse, fue a buscarla para llevarla a casa. Cuando ella se negó, el hermano la apuñaló.

Arrepentido, el hermano confesó su pecado en Roma y fue condenado a peregrinar a Santiago. A su vuelta tomó la misma decisión que su hermana y se quedó en Obanos como penitente junto a una ermita que hoy lleva su nombre, ermita de San Guillermo.

La leyenda del txori (pájaro)

Esta leyenda también está relacionada con la Basílica de Nuestra Señora de Puy, mencionada con anterioridad.

A comienzos del siglo XIX aparecía, de vez en cuando, un pájaro que se acercaba a la imagen de la Virgen. Este ave la limpiaba con sus alas y con agua que traía del río.

Con el paso del tiempo, se consideraron las visitas del pájaro como un signo de buenos augurios. Incluso se celebraban fiestas en su honor. Se siguió avistando este pájaro hasta que se destruyó la torre en la que se encontraba la Virgen.

El milagro de O Cebreiro

Esta historia nos habla de un hombre que siempre acudía a la misa que se celebraba en O Cebreiro, hiciera el tiempo que hiciera.

Un día que caía una enorme nevada, se esforzó de la misma forma en subir a la iglesia. Cuando llegó vio que el cura había empezado la misa, porque no pensaba que acudiría nadie por la nieve.

El cura, lejos de valorar el esfuerzo del hombre, le despreció pensando que hacía aquello tan solo por comer pan y beber vino. En ese instante el pan se convirtió en carne y el vino en sangre. El cura, impresionado, cayó muerto ante el hombre.

El asno del Apóstol

Una familia de peregrinos franceses llegó a un hostal en Navarra para descansar en su camino hacia Santiago de Compostela.

Por desgracia la madre enfermó y, aunque esperaron su recuperación, acabó falleciendo. El francés decidió continuar su viaje en compañía de sus dos hijos pequeños.

Cuando iban a marcharse el dueño del hostal le exigió una gran cantidad de dinero, debido al tiempo que habían permanecido allí esperando la recuperación de la madre. El peregrino, al no tener esa cantidad, le dejó su asno como compensación.

De camino se encontró con un anciano, que le entregó un asno para que pudieran hacer el viaje con más comodidad. Una vez en Santiago de Compostela el peregrino tuvo una visión del Apóstol Santiago, en la que reconoció el rostro de aquel anciano.

Cuando regresaba a Francia junto a sus hijos, pasó de nuevo por el hostal de Pamplona. Descubrió que el dueño había muerto debido a un accidente, algo que la gente atribuyó a un castigo por su avaricia y falta de humanidad.

El peregrino fantasma

El fantasma del peregrino que se aparece en la Catedral de Santiago tiene varias identidades, según la versión. Una de ellas es la de un monje, que le propuso a la monja de la que estaba enamorado escapar juntos disfrazados de peregrinos.

En la noche señalada ella no apareció y desde entonces él sigue acudiendo noche tras noche esperándola.

La segunda identidad es la de un noble francés que, tras asesinar a su padre, fue condenado a peregrinar a Santiago. Sin embargo, de camino hasta allí mató a dos personas más. Al llegar a la ciudad no encontró alojamiento así que durmió junto al muro de la catedral.

Su padre se le apareció perdonándole por su asesinato, pero le condenó a permanecer siempre junto a ese muro hasta que se le aparecieran las almas de los otros asesinados y le perdonaran.

La reina Lupa, los bueyes que no eran bueyes y el dragón

Atanasio y Teodoro, los discípulos del Apóstol Santiago, llegaron a Iria Flavia con los restos de su maestro y le pidieron a la reina pagana Lupa que les ayudara.

Ella les dio un carro y les dijo que fueran en busca de unos bueyes, que en realidad eran toros salvajes. Atanasio y Teodoro rezaron hasta que los toros se amansaron y tiraron del carro.

La reina les mandó entonces a unas tierras en las que había un dragón, que los discípulos mataron gracias a sus rezos. Entonces la reina decidió convertirse al cristianismo e incluso ofreció su palacio como lugar de descanso del Apóstol Santiago, pero los discípulos lo rechazaron.

Cómo y dónde conseguir la credencial del Camino de Santiago

credencial del camino de santiago

Hay dos identificaciones relacionadas con el peregrinaje del Camino de Santiago que si bien son dos documentos completamente diferentes, muchas veces se confunden ya que ambos están relacionados con este viaje.

Una es la Credencial del Camino de Santiago, también llamada carné del Peregrino, y la otra es la Compostela.

La primera es una especie de pasaporte o documento identificativo que certifica mediante sellos los lugares o etapas por los que se va pasando durante el Camino de Santiago. La segunda es una acreditación que certifica que se ha realizado la peregrinación hasta su destino final.

¿Qué es la Credencial del Peregrino?

Como decíamos, la Credencial del Peregrino del Camino de Santiago es un documento en formato tríptico que se concede a los peregrinos que lo soliciten.

La validez del documento se garantiza con el correcto sellado y con la fecha correcta de cada uno de estos, que registra los pasos durante el transcurso del viaje.

Este carné se utiliza desde la Edad Media y antiguamente servía para garantizar la seguridad de los caminantes durante la peregrinación.

Cómo conseguir la Credencial

La credencial se puede solicitar en los locales de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, en las sedes de la Cofradías del Apóstol Santiago, en una parroquia local, y también en los albergues municipales de los principales puntos donde se suele iniciar la peregrinación. Es precisamente donde iniciemos el Camino de Santiago donde pondremos el primer sello.

También se puede solicitar en cualquier Oficina de Correos de la localidad o en una oficina de atención al turismo de los puntos de partida del Camino.

En Santiago de Compostela se puede solicitar en la Oficina del Peregrino, la cual se encuentra a pocos metros de la Catedral.

El carné suele otorgarse de forma completamente gratuita en las sedes de la Asociación de Amigos o en los albergues gestionados por esta asociación, aunque es muy probable que pidan una contribución voluntaria. En otros lugares suele cobrarse por la cartilla un precio simbólico que oscila entre los 20 céntimos y los 2 euros.

Tanto la donación a la Asociación como el dinero de su venta se reinvierte en mejorar la seguridad, la protección y los suministros a lo largo del Camino de Santiago.

Cómo se utiliza la Credencial de Peregrino y dónde se consiguen los sellos del Camino de Santiago

Además de los datos personales del peregrino y el sello de la entidad emisora, el documento está compuesto por un cuadrante completamente en blanco donde se colocarán los sellos a medida que el peregrino avance por el Camino.

Para ir rellenando el carné el peregrino deberá dirigirse a medida que pase por las diferentes localidades a los puntos específicos donde se expiden los sellos, que son precisamente los mismos donde se emiten las credenciales: sedes de la Asociación de Amigos del Camino, Oficinas de Correos y albergues.

En algunos destinos de la ruta además de los sellos se colocará un matasellos con los datos de la localidad.

Ya que la Credencial del Camino de Santiago la expide el Arzobispado o el Cabildo de Santiago, la misma la pueden solicitar las personas que realizan el camino por motivos espirituales y religiosos. Esta aclaración es necesaria ya que actualmente muchos de los que transitan por esta ruta lo hacen por motivos turísticos.

La Compostela

La Compostela (a veces también llamado Compostelana, aunque es una forma errónea) es el documento acreditativo que certifica que un peregrino ha realizado el Camino de Santiago en su totalidad.

El mismo surgió en un momento en el que al masificarse las peregrinaciones, las autoridades eclesiásticas vieron que era necesario buscar una manera de certificar quienes realmente hacían el Camino.

Para obtenerlo es necesario que los peregrinos presenten la Credencial del Camino de Santiago para acreditar que se ha realizado la expedición.

Sólo podrán solicitar la Compostela los peregrinos que hayan completado los últimos 100 kilómetros, si van a pie o a caballo, o 200 kilómetros si lo hacen en bicicleta. Otro requisito es que durante ese último tramo de 100/200 kilómetros, se hayan realizado un mínimo de 2 sellados diarios.

Este documento, al igual que sucede con la Credencial del Peregrino, sólo es concedido a quienes realizan el peregrinaje por motivos religiosos y espirituales, y está firmado de manera oficial por el secretario de la iglesia de Santiago.

Otras credenciales del Camino de Santiago

La Credencial del Camino de Santiago, que marca el recorrido de las etapas, y la Compostela, que certifica haber realizado la peregrinación, son las principales credenciales y certificaciones, pero existen otras como el Certificado de Distancia, la Credencial Filatélica y las Fisterrana y Murxiana.

Certificado de Distancia

Este certificado es concedido a los peregrinos que lo soliciten y señala la distancia del recorrido que hayan realizado, independientemente de la ruta elegida.

En este certificado se señala la cantidad de kilómetros realizados, los puntos de partida y de llegada, las fechas y el detalle del recorrido.

Para más información o para solicitar el certificado se puede escribir directamente a este correo electrónico: certificadodedistancia@catedraldesantiago.es

La Credencial Filatélica

Esta credencial ha sido creada por Correos tanto para los apasionados por la filatelia como para los que quieran un recuerdo, con los sellos de las etapas más importantes del Camino Francés.

Al igual que la Credencial del Camino de Santiago, esta credencial se puede sellar en los diferentes puntos o en la propia oficina de Correos.

La Fisterrana y la Murxiana

Existe un certificado para el peregrino que decida transitar el Camino hasta Fisterra o Muxía. Es un certificado especial. Se puede conseguir mediante la propia Credencial del peregrino. En caso de no tener ya casilleros se puede reclamar una nueva. Los requisitos son los mismos que para obtener la Compostela, es decir, haber hecho el Camino de Santiago completo y tener la Credencial debidamente sellada en cada etapa.

Estas certificaciones se pueden conseguir en el Albergue de Fisterra para peregrinos del Camino de Santiago, y en la oficina de Turismo de Muxía.