Considerado como un lugar sagrado por miles de personas en el mundo entero, para nadie es un secreto que Santiago de Compostela es el destino de cientos de peregrinos cada día. Sin embargo, este no es precisamente el final para muchos.
Después de llegar a esta sagrada ciudad, son cientos los que deciden continuar caminando y para ellos también hay alternativas, una que va al cabo Finisterre y Muxía, considerados como el punto más occidental de toda la península, pero también un lugar donde las vistas son sencillamente alucinantes, por lo que esa será la mejor recompensa después de este largo trayecto.
Características del camino

En primer lugar, es necesario destacar que esta es la única ruta cuyo punto de partida se origina en la ciudad de Santiago de Compostela, es decir, a pesar de que hay más de una docena para llegar a ella, solo continúa una.
El destino al partir son Finisterre y Muxía, dos sitios con un gran valor a nivel espiritual e histórico. ¿la razón? hace unos siglos este era considerado como el fin del mundo conocido, por este motivo, la curiosidad y las leyendas hicieron que miles de peregrinos se animaran a continuar esta ruta.
Es por esta razón que muchos le conocen como la peregrinación al fin del mundo, pues era lo que se conocía desde el inicio.
De acuerdo con cifras actuales, se calcula que alrededor de 10 y 15? los peregrinos que llegan a Santiago de Compostela deciden continuar esta ruta alterna, haciendo el recorrido tanto de ida como de regreso.
Si bien, el retorno no resulta tan popular, en los últimos años se ha visto un aumento significativo entre aquellos que buscan vivir la aventura al doble, es decir, ir y volver al fin del mundo.
Aparte de esto, cada vez es más fácil encontrar albergues y diferentes puntos de información y atención. Aunque, también es necesario decir que siguen existiendo largas zonas completamente despobladas donde no se consiguen lugares para comer o al menos hidratarse, poniendo a prueba la resistencia del peregrino.
¿Es difícil?
Todo dependerá de las condiciones propias de cada peregrino. Sin embargo, en comparación con otros recorridos para llegar a Santiago, esta no es del todo complicada.
En algunos tramos los viajeros se encontrarán con caminos netamente de tierra, así como inmensos bosques que deberán atravesar, por lo que es recomendable, que cuando no se tenga experiencia en este tipo de terrenos, ir con calma y a un ritmo donde se pueda dominar prácticamente cada paso.
Se requiere además del equipamiento indicado respecto al calzado y la vestimenta, extra de protección solar, sobre todo durante el verano..
¿Está bien señalizado?
Sí, en especial en los últimos años con el aumento de peregrinos por esta ruta, las señalizaciones se han mejorado y en algunos casos, aquellas que se encontraban desgastadas por el paso del tiempo, han sido reemplazadas.
De ida el camino está bien identificado, aunque no ocurre lo mismo para quienes desean hacerlo de vuelta, pero siempre habrá peregrinos con quienes compartir impresiones y, por supuesto, pobladores amables en las localidades que se atraviesan.
Historia del camino
Es momento de hablar de la historia hacia este lugar. Conocido como Finis Terrae en gallego, que se traduce como los fines de la tierra. La visita a este lugar tiene su origen hace unos cuantos milenios, cuando era tradición caminar siguiendo el curso del sol hacia el oeste, con el fin de descubrir cuáles eran los límites del mundo conocido.
Según las leyendas, a lo largo de toda la costa podrían verse miradores, considerados como lugares mágicos, por los sacerdotes del periodo neolítico. Justo allí se detenían para observar tanto el nacimiento como el ocaso del sol, cada día, con el fin de rendir culto o un rito de adoración.
Tiempo después, durante el periodo de evangelización cristiana fueron adoptados muchos de estos ritos ancestrales, pasado de ser sitios mágicos a lugares santos que con el tiempo fueron ligados tanto al Apóstol Santiago como la Virgen María.
Desde la Edad Media se empezaron a notar los recorridos de viajeros que llegaban a Compostela y seguían el camino. Una muestra de esto es los llamados hospitales de peregrinos, que ya en el siglo XII tenían registros de esta ruta.
Han sido muchos los personajes ilustres que a lo largo de la historia han dejado escrito su peregrinaje a estas tierras, como Jorge Grisaphan en 1355, León de Rosmithal en 1465 o Doménico Laffi que realizó cuatro veces esta peregrinación en 1673.
Entre los siglos XVIII y XIX la afluencia de peregrinos bajó considerablemente, situación que se mantuvo hasta ya entrado el siglo XX cuando se desarrollaron los conflictos bélicos europeos.
Fue en 1990 cuando se reconoció por la Xunta de Galicia como parte de los caminos oficiales, lo que llevó a un aumento significativo en las peregrinaciones, cifra que ha continuado creciendo, año tras año.
Etapas

Son 119 km en 5 en cinco etapas, mismas que se dividen en el camino según el lugar a visitar, es decir, Finisterre o Muxia.
Santiago de Compostela – Negreira
20,6 km dan la bienvenida a los caminantes, saliendo de la capital de Galicia. A diferencia de la llegada, esta ruta será rápida y sobre todo bastante cómoda. Los paisajes para este día son rurales y apacibles, con bosques cargados de eucaliptos, pinos y carballos.
El único desnivel de consideración está en Alto do Mar de Ovellas con alrededor de 210 metros en poco menos de 2 km.
Un punto sumamente atractivo es el bonito puente romano que fue construido sobre el río Tambre, mismo que aún se mantiene.
Negreira – Olveiroa
Es una de las más largas de este nuevo recorrido, con 33,6 km exactamente. Sin embargo, es un entorno tan bonito que merece la pena.
Está dividido en 3 partes. Durante los primeros 10 kilómetros de trayecto, el paisaje es completamente rural, siguiendo con los bosques de castaños, robles y pinos. Después de esto, se abre paso a un camino mucho más despejado y finalmente está la famosa bajada del monte Aro, donde los peregrinos disfrutan de las preciosas vistas sobre el embalse de Fervenza y el valle del río Xallas.
Olveiroa – Corcubión
El océano Atlántico hace su aparición y vaya de qué manera. Durante estos 21,4 km este será acompañante. Aquí es necesario decir que originalmente esta etapa iba hasta Fisterra, sin embargo, ha sido dividida en dos, para disfrutar un poco más de lo bonito que es el entorno del lugar.
Los desniveles, aunque frecuentes, resultan suaves a excepción de la bajada a Cee. Aquí, está la bifurcación para tomar la salida a Muxía, justo a la salida del hospital.
Corcubión – Fisterra
Mucho más corta, pero igualmente preciosa. Tiene 10,8 km en total, por lo que resulta prácticamente un paseo. Transcurre junto al mar, en tramos de carretera, aunque también hay bosques de pinos y playas tan bonitas que parecen sacadas de una postal.
Una vez en Fisterra los peregrinos tienen la opción de ir a reclamar un documento que los acredita como peregrinos al fin del mundo, también conocido como Fisterrana.
Desde este lugar, Fisterra, pueden hacerse 3,2 km para llegar hasta el cabo de Finisterre y desde allí disfrutar la maravillosa puesta del sol sobre el océano, misma que cautivó a miles de viajeros durante siglos.
Olveiroa – Muxia
Desde Olveiroa se toma la bifurcación hacia Muxia, una etapa larga y bastante peculiar. Son 31,1 km en total, que al menos la mitad se recorren sobre el asfalto y otro tanto sobre caminos.
La meta es poder llegar a la preciosa villa de Muxia, con su amplia tradición marinera. Está considerada como la más importante e incluso el corazón de toda la Costa da Morte. Aquí se come delicioso y sus pobladores destacan por su amabilidad con los peregrinos.
Después de instalarse y reposar un poco, los peregrinos pueden ir hasta el famoso santuario de Nuestra Señora de la Barca, construido en 1719, sobre los restos de una ermita que fue levantada a mediados del siglo XII.
Justo sobre sus roquedos es posible disfrutar de uno de los mejores atardeceres de la zona, sin lugar a dudas un evento impresionante para cualquiera.
Muxia / Fisterra
De punta a punta, en total son 27,8 km los que separan estos dos maravillosos lugares. Esta es una de las etapas mejor señalizadas de todo el camino, para ambos sentidos.
A pesar de que es prácticamente un recorrido por toda la costa, es necesario resaltar que no se trata precisamente de un paseo a la playa ni mucho menos, ya que es un territorio netamente rural, donde los caminos son de tierra y pueden llegar a ser un tanto resbaladizos si no se tiene la experiencia suficiente.
Los bosques y cuestas también hacen que el camino se convierta en una constante prueba de exigencia, sin dejar de lado lo solitario que pueda llegar a ser en algunas épocas del año.
Es recomendable que en caso de salir tarde desde Muxia, lo mejor es quedarse en el pueblo de Lires, justo a la mitad del camino.