Etapa

Para efectuar de manera óptima el recorrido por el Camino de Santiago, es indispensable estar preparado tanto física como mentalmente. Se trata de una travesía de larga extensión y con numerosos obstáculos que merecen ser estudiados a fin de hacer esta aventura más llevadera.

Aunado a lo anterior, hay un elemento fundamental que todo peregrino debe tener en cuenta, se trata de tener nociones generales de las distintas etapas del viaje.

Evaluar las vías disponibles para llevar a cabo la peregrinación

A no ser que sea un estudioso experto en geográfia, resulta imposible conocer con exactitud y de forma específica cada uno de los caminos y etapas que llevan a los viajeros a Santiago de Compostela. La esencia de hacer este viaje, consiste en sentir satisfacción y máximo bienestar y no crear angustias innecesarias.

No obstante, lo que sí hay que hacer, es visualizar las diferentes vías disponibles para llevar a cabo la peregrinación, las localidades que forman parte de cada etapa y los lugares que se pretenden atravesar.

Suele ser muy útil, conocer por adelantado los puntos de interés a visitar durante el recorrido, así como, obtener la información sobre el alojamiento, sitios para comer o lugares donde marcar la credencial de peregrino en cada etapa.

Para la realización de cada etapa, diseñar cronogramas de actividades resulta muy práctico, aunque hay que ser flexibles sobre el asunto. Probablemente, hay sitios que llamen más la atención de la que se pensaba y será necesario utilizar mayor cantidad de tiempo.

Otra de los motivos de porqué preparar las etapas es tan importante es porque estas no son iguales en términos de esfuerzo y tiempo, por lo que requerirán un mayor descanso la noche anterior, la inclusión de más o menos agua o simplemente establecer las paradas y el tiempo que se descansará para que no termine haciéndose más larga de lo necesario. 

Consejos prácticos para facilitar la experiencia

Dada la extensión del camino, y para evitar desorientaciones, se sugiere lo siguiente para planificar cada etapa:

  • Practicar con anticipación caminatas breves para evaluar la resistencia. 
  • Comenzar con la preparación mucho antes y tener una noción de como pueden resultar estas etapas.
  • Aprovechar las mejores horas del día. Aunque no te guste madrugar, sobre todo si haces el camino en verano, sal antes de que amanezca para evitar en la medida de lo posible horas más calurosas. 

Al planificar las etapas hay que calcular:

  • La cercanía de los alojamientos o refugios, sobre todo cuando se aproximan las horas nocturnas.
  • Tener en cuenta que la prioridad para alojar, siempre será primero para los caminantes, los ciclistas tendrán que acudir a otro centro si el lugar está lleno.
  • Los intervalos entre los lugares para la alimentación y el abastecimiento de agua potable.
  • Viajar acompañado es lo más recomendado, la compañía oportuna podría ser de gran ayuda en caso de que ocurra algún imprevisto.
  • Anotar los sitios específicos que no pueden ser olvidados. De esta forma no perderás ningún punto de interés.

En definitiva, sea cual sea el camino seleccionado, la meta principal está orientada a aprovechar cada instante, degustar la gastronomía, conocer nuevas culturas y personas, pasar buenos momentos y vivir la experiencia más gratificante.