Flechas amarillas

No hay nada más desagradable que perder el rumbo durante un viaje. Al acudir a sitios desconocidos las probabilidades de que esto suceda son muy altas, en especial si la ruta no está señalizada adecuadamente. La idea es pasar momentos diferentes y no estar dando vueltas en círculo en el mismo lugar.

En el Camino de Santiago existen diversos mecanismos para evitar que los visitantes se extravíen o desorienten, uno de ellos, y de los más conocidos, son las destacadas flechas amarillas.

Señalización inteligente

En virtud de la cantidad de caminantes que hacen el recorrido por cualquiera de los senderos que culminan en Santiago de Compostela, en el año 1984 el sacerdote Elías Valiña, de manera inteligente, tuvo la iniciativa de añadir uno de los símbolos más emblemáticos del lugar, denominados las flechas amarillas.

Origen de esta peculiar marca

Narra la historia, que este párroco conservador y promotor de la mencionada ruta de peregrinación, estaba dedicado al estudio histórico y jurídico de la vía. Desarrolló su interesante tesis sobre el tema, en las universidades a las que asistió, y donde se graduó como Licenciado en Derecho Canónico. Asimismo, concluyó el Doctorado en la misma materia.  

El interés por recuperar la zona estuvo marcado por diversos trabajos que efectuó en tramos considerados como perdidos, así como, la restauración de ciertos poblados. La delimitación de las áreas con sus flechas amarillas fue algo casual pues, en principio, utilizó la pintura sobrante que le proporcionaron unos operarios que estaban señalizando una carretera.

Este hecho simple que inició como un experimento por aquella etapa perdida, en breve fue expandido a lo largo de toda la ruta. De hecho, una de las últimas voluntades que solicitó, antes de fallecer, tenía que ver con mantener su legado sobre esta peculiar marca. Sus descendientes, junto con otras asociaciones que hacen vida en el lugar, lo cumplen íntegramente. 

Color destacado

No es mera coincidencia que las marcas de color amarillo marquen una gran diferencia para los visitantes, sobre todo porque esta tonalidad ha sido destaca por varias razones:

  • Ofrece buena visibilidad.
  • En aquel momento ninguna de las señales llevaban ese tono.
  • Forma parte del código de colores para llamar la atención.

El número de flechas que hay en el lugar no han sido contadas, pero con certeza son suficientes para guiar a cualquier caminante. 

Máxima tranquilidad de los peregrinos

Antes de la década de los 80, los turistas tenían que conformarse con seguir los pasos del resto de los usuarios para concluir satisfactoriamente el viaje. Desde que los senderos del Camino de Santiago están marcados, la cantidad de visitantes ha aumentado de forma impresionante.

Es indiscutible que la búsqueda de senderos señalizados tiene que ver con la necesidad de sentirse a salvo y seguro mientras se lleva a cabo esta actividad placentera, cuyo propósito es vivir una experiencia única. Por lo general, la selección de determinados destinos depende en buena medida del buen trazado y la seguridad que ofrece.

Con las flechas amarillas u otras señales colocadas en el camino, los peregrinos se sienten atraídos por conocer este fascinante lugar.