Hospitalero

El atributo de la hospitalidad tiene origen en el inicio de la vida y se define como agasajar con generosidad a los invitados o desconocidos que acuden a determinado lugar. En las diferentes rutas del Camino de Santiago existen innumerables sitios en los que se abre la posibilidad de manifestar esta extraordinaria cualidad.

Aquellos que han elegido atender de manera voluntaria a los peregrinos que circulan por el mencionado camino, han sido denominados como hospitaleros, cuyo fin radica en proporcionar guía y atención personalizada a los viajeros que acuden a la zona.

Acción altruista y reconfortante

El recorrido por el Camino de Santiago ha marcado de forma impactante la vida de muchas personas. Algunas han decidido cambiar su rumbo y encaminarlo a la consecución de acciones altruistas, impulsadas por un amor genuino hacia el prójimo, y sin esperar nada a cambio.

Ofrecer servicios a favor de los visitantes es una forma de agradecimiento por la experiencia vivida. Les presentan a los peregrinos los distintos tipos de alojamiento disponibles, así como las formas más adecuadas para cuidarse. En la mayoría de los casos, son guías excepcionales que muestran cómo aprovechar al máximo el trayecto.

Emplean el tiempo libre para acudir a los albergues y refugios que están ubicados a lo largo del camino de Santiago. Con gran generosidad entregan sus conocimientos, aportes y ayuda desinteresada. Los hospitales y otras asociaciones religiosas también son centros ideales para realizar este tipo de manifestaciones altruistas.

Beneficios de la generosidad

Se ha comprobado que cuidar y ayudar a otros individuos, mejora la salud y reconforta el alma. Las acciones generosas contribuyen a favor de:

  • Aumentar la confianza personal y autoestima.
  • Incrementar los niveles de felicidad.
  • Favorecer la ampliación de las relaciones interpersonales.
  • Fomentar el agradecimiento.
  • Mitigar las emociones negativas y ansiedad.

La combinación de todos estos elementos interviene en la buena salud. Por ejemplo, al reducir las preocupaciones, la presión sanguínea se mantiene estable y las depresiones desaparecen.

De igual modo, existe una extraña pero positiva relación entre los seres humanos agradecidos y el anhelo de ejercitarse, los cambios en los hábitos alimenticios y hasta la erradicación de sustancias dañinas para el organismo.

En definitiva, las actividades de voluntariado proporcionan mayor sentido a la vida, y por ende, menos riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares. Ser caritativo y ayudar a otros promueve el bienestar general.

Requisitos para ser hospitalero

El único requisito indispensable para realizar esta preciada labor, es que el candidato haya efectuado la peregrinación a Santiago de Compostela. Evidentemente, la disposición de corazón juega un papel fundamental.

Asimismo, los interesados reciben adiestramiento especializado a través de cursos cortos sobre las herramientas que han dado mejor resultado al agasajar al prójimo, y crear conciencia sobre el compromiso asumido, ya que no se trata de unas vacaciones más.

Para ser hospitalarios es necesario cultivar habilidades interpersonales. Aunque algunos ya nacen con ellas de forma natural, otros las pueden desarrollar a lo largo de su vida y convertirse en servidores íntegros. Sin lugar a dudas, dar genera más felicidad que recibir. Solo hay que atreverse a experimentar.