Concha del Peregrino

Es el símbolo por excelencia más representativo y de carácter universal de las rutas jacobeas que conducen a Santiago de Compostela. Se trata de la concha de vieira, nombre que recibe en lengua gallega el molusco bivalvo que puede encontrarse en las costas de varios mares del mundo, como en el Cantábrico y el Atlántico.

Según la tradición, a todo aquel caminante que llegaba a Santiago se le entregaba una concha de vieira para que la luciera en la capa o el sombrero y un documento que lo acreditaban por haber concluido su peregrinación.

Una distinción desde los orígenes

Aunque no hay plena certeza de los orígenes de este símbolo que distingue a todo peregrino, son muchas las teorías alrededor de estas como parte fundamental de la iconografía jacobea.

Según algunas fuentes documentales se asocia con los caminantes de las rutas jacobeas porque la usaban para tomar agua de los arroyos y ríos, dada la facilidad para llevarlas consigo.

Otras fuentes de algunos estudiosos afirman que su uso se debe a los mercaderes asentados en las inmediaciones de la catedral por el apogeo de las peregrinaciones durante la Edad Media. De acuerdo con esta versión, tales mercaderes las popularizaron vendiéndoselas a los peregrinos como un recuerdo por haber llegado a su meta.

Una tercera versión, proveniente de la tradición popular, se relaciona con el retorno en barca a la Península de los discípulos de Santiago el Mayor para darle a su maestro cristiana sepultura. Habría pues una asociación entre las conchas de vieira y la barca en que navegaron aquellos discípulos.

Sea cual fuere el caso, la costumbre de llevarlas en la vestimenta es de mucha antigüedad, bien sea como amuleto contra todo mal o simplemente como una especie de vaso que solían portar los viajeros para tomar agua.

Símbolo de los caminos que confluyen en Santiago

Según algunos autores las estrías de las conchas de vieiras representan de manera simbólica todos aquellos caminos de Europa que convergen en Santiago de Compostela. Con el tiempo y el apogeo de las peregrinaciones por el Camino de Santiago, la concha de este molusco pasó a ser el signo más distintivo y una clara identificación de los caminantes que cumplen en su totalidad su peregrinaje.

La fuente documental más antigua referida a esta concha como símbolo de la peregrinación por el Camino de Santiago está en el propio Códice Calixtino. En este se señala que así como los que peregrinan a Jerusalén llevan palmas, que es un símbolo de triunfo, los que se dirigen a Compostela prenden de sus ropas esta concha para simbolizar las buenas obras con las cuales han honrado al Apóstol.

En la Edad Media fue tal la forma en que los peregrinos las adquirían como valioso recuerdo, que los santiaguenses en el habla popular llamaban «cuncheiros» o «concheiros a los peregrinos».

Todas las versiones sobre el origen de esta costumbre y signo distintivo de los peregrinos y todas las tradiciones, han hecho de la concha de vieira el símbolo universal de la ruta jacobea y de la devoción por el Apóstol y su historia y milagros.